Alsacia está llena de pueblos que parecen sacados de un cuento: casas con entramado de madera, balcones llenos de flores, calles estrechas y plazas tranquilas donde el tiempo pasa despacio. Muchos de ellos forman parte de la Ruta del Vino y están rodeados de viñedos y colinas. Esta selección reúne algunos de los pueblos más bonitos de la región, perfectos para pasear, hacer fotos, probar un vino local o simplemente dejarse llevar por el encanto de la vida alsaciana más auténtica.
Índice de contenidos
1. Colmar

Aunque Colmar es más una ciudad que un pueblo, su casco antiguo tiene el mismo encanto que las localidades más pequeñas de Alsacia. Sus calles empedradas, canales y casas con entramado de madera crean una atmósfera única. El barrio de La Pequeña Venecia, con sus puentes y fachadas coloridas, es uno de los rincones más fotografiados de la región. Además, Colmar alberga el Museo Unterlinden, donde se encuentra el famoso retablo de Isenheim, y una gran variedad de tiendas, restaurantes y bodegas en un entorno perfectamente conservado.
2. Eguisheim
Eguisheim es uno de los pueblos más bonitos Alsacia. Su trazado circular, herencia de la Edad Media, hace que las calles se organicen en anillos alrededor del antiguo castillo de Saint-Léon, hoy convertido en plaza. Las casas con fachadas de colores, ventanas floridas y vigas de madera crean una atmósfera única. Es también el lugar de nacimiento del papa León IX, a quien está dedicada una pequeña capilla en el centro. Pasearlo sin prisa, sobre todo al atardecer, es una de las mejores formas de descubrir su encanto. Por otro lado, este es uno de los pueblos con uno de los mercadillos de Navidad más populares de Alsacia.

3. Riquewihr
Riquewihr es uno de los pueblos más visitados de la Ruta del Vino de Alsacia, y no es difícil entender por qué. Sus calles empedradas están flanqueadas por casas de colores vivos con entramado de madera, muchas de ellas del siglo XVI. La torre Dolder, que formaba parte de las antiguas murallas, marca la entrada al casco antiguo y ofrece una vista privilegiada del pueblo y los viñedos que lo rodean. A pesar de su popularidad, conserva un ambiente bastante auténtico, especialmente fuera de temporada.

4. Kaysersberg
Kaysersberg combina paisaje, patrimonio y autenticidad como pocos pueblos en Alsacia. Situado en un valle rodeado de viñedos, su casco antiguo conserva puentes de piedra, calles empedradas y casas tradicionales con entramado de madera. Sobre el pueblo se alzan las ruinas del castillo de Kaysersberg, al que se puede subir para disfrutar de unas vistas espectaculares. Aquí nació Albert Schweitzer, médico, filósofo y premio Nobel de la Paz, cuya casa natal puede visitarse.

5. Ribeauvillé
Ribeauvillé es otro encantador pueblo medieval situado entre viñedos y colinas cubiertas de bosques. Su calle principal, salpicada de fuentes y casas con balcones floridos, conecta varias plazas donde se celebran mercados y festividades tradicionales. En lo alto de las montañas que lo rodean se encuentran las ruinas de tres castillos: Saint-Ulrich, Girsberg y Haut-Ribeaupierre, a los que se puede llegar caminando. Ribeauvillé también es conocido por su Fiesta de los Juglares, que cada verano transforma el pueblo en un escenario de época.

6. Turckheim
Turckheim es un pueblo tranquilo a pocos kilómetros de Colmar, famoso por conservar sus murallas medievales y tres antiguas puertas de acceso, como la puerta de Francia. Sus calles están llenas de casas coloridas, fuentes y rincones con mucho encanto. Una de sus tradiciones más singulares es la figura del vigía nocturno, que al anochecer recorre el pueblo vestido con traje de época mientras canta versos y recuerda costumbres antiguas.

7. Hunawihr
Hunawihr es uno de los pueblos más pequeños y tranquilos de Alsacia, lo cual lo hace especialmente atractivo. Está rodeado de viñedos y lo más destacable es su iglesia fortificada, situada en una pequeña colina con vistas al paisaje alsaciano. Aquí también se ubica un centro de reintroducción de cigüeñas y nutrias, una visita interesante para quienes viajan en familia.
8. Obernai
Obernai es otro de los lugares destacado en las visitas imprescindibles en Alsacia. No es solo bonito, también tiene movimiento, tiendas, terrazas llenas y un ambiente local muy animado. Su centro está lleno de casas tradicionales bien conservadas, pero lo que más llama la atención es la torre del campanario, que se alza por encima de los tejados como si vigilara todo el pueblo.

9. Bergheim
Bergheim es de esos pueblos que sorprenden precisamente porque no suelen aparecer en las guías. Y, sin embargo, tiene todo lo que uno espera de Alsacia: casas preciosas, flores por todas partes y una calma que invita a quedarse más tiempo del previsto. Conserva casi intactas sus murallas medievales, por las que se puede dar un paseo completo alrededor del casco antiguo. También tiene rincones muy fotogénicos, como su fuente central, la plaza del ayuntamiento o su pequeña iglesia rodeada de viñedos.
10. Andlau
Andlau es otro de los pueblos de Alsacia que suele pasar (injustamente) desapercibido. Su joya más destacada es la iglesia abacial de Sainte-Richarde, una de las mejores muestras del románico en la región, con esculturas antiguas y una cripta sorprendente. El pueblo también está muy ligado al vino, especialmente al riesling, y hay bodegas familiares que reciben visitantes sin grandes pretensiones.
11. Mittelbergheim
Mittelbergheim no tiene casas tan coloridas como las de otros pueblos de Alsacia, pero tiene una elegancia sobria que lo hace especial. Las fachadas son de piedra clara, muchas del siglo XVII, y todo el pueblo tiene un aire cuidado y silencioso. No hay muchas tiendas ni atracciones turísticas, y eso es precisamente parte de su encanto: calles tranquilas, bodegas familiares, buen vino y vistas al paisaje ondulado que lo rodea.
12. Barr
Barr es otra opción interesante si buscas un pueblo bonito de Alsacia sin tanta afluencia turística. Su centro está lleno de casas tradicionales, plazas tranquilas y pequeños detalles que se descubren caminando sin rumbo. No hay un punto especialmente icónico o de gran renombre, pero sí un conjunto armonioso que se disfruta en cada esquina.